Comida de gato… Y lo que pasa en su tripa – 1

Alimentación para gatos

Si alguna vez has observado a un gato cazar (aunque sea en vídeos), habrás notado que su menú natural no incluye croquetas ni bolitas de pienso. Ellos, como buenos carnívoros obligados, están diseñados para comer presas: mucha proteína, bastante grasa, casi nada de carbohidratos. Y su intestino, junto con las bacterias que viven ahí dentro, está acostumbrado a procesar justo eso.

gato alimentacio que pasa en su tripa

Ahora, cuando cambiamos esa ecuación y empezamos a jugar con la proporción de proteínas y carbohidratos en su dieta, el ecosistema microbiano que vive en sus tripas también cambia. Y no es un cambio sutil: es como si reorganizaras un vecindario entero.

Cuando la dieta es alta en proteínas, las bacterias “proteolíticas” —las que se alimentan de aminoácidos— se sienten como en un buffet libre. Empiezan a multiplicarse, y producen compuestos propios de esa fermentación, como ciertos ácidos grasos de cadena ramificada o derivados de aminoácidos. Incluso el pH de las heces puede subir, creando un ambiente más a su medida. No es necesariamente malo: es su microbioma adaptándose a lo que más abunda.

Si, en cambio, en su plato hay más carbohidratos fermentables (como algunas fibras o almidones cocidos), entonces las que se frotan las manos son las bacterias “sacarolíticas”. Estas producen otros metabolitos, como los famosos ácidos grasos de cadena corta (acetato, propionato, butirato), que ayudan a mantener sanas las células del intestino y dan estabilidad a toda la comunidad microbiana.

Lo interesante es que estos cambios se pueden notar en pocas semanas. Estudios con gatos adultos han mostrado que, al modificar el nivel de proteína o carbohidratos en el pienso, la “foto” del microbioma tomada con técnicas de secuenciación cambia de forma clara. Algunos grupos bacterianos suben, otros bajan, y la diversidad total puede aumentar o reducirse según la combinación.

En resumen: en el intestino de tu gato viven trillones de microbios, y lo que pongas en su plato decide quién prospera y quién se queda sin sitio. Cambiar la dieta no solo alimenta a tu gato… también alimenta (o mata de hambre) a sus pequeños inquilinos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio