Los acuariófilos están fascinados por una dimensión exótica, con límites aún por descubrir. Esta lejanía a menudo hace que no se valore cómo algunos detalles pueden tener un peso significativo. La mayoría de los peces ornamentales llaman la atención por sus características estéticas, pero no debemos olvidar que todas las características físicas del pez cumplen una función, moldeada por la evolución para responder a necesidades alimenticias, de movimiento y de supervivencia en su entorno natural.

En el mundo de los peces existe una gran variedad de especies, cada una caracterizada por una morfología específica que refleja sus hábitos alimenticios. La forma del cuerpo, de la boca y del aparato digestivo está estrechamente relacionada con el tipo de alimento que consume el animal: carnívoro, herbívoro, omnívoro o detritívoro. De ello se desprende que la morfología cumple una función fundamental en la determinación de las necesidades nutricionales.
¿Por dónde deben empezar los acuariófilos?
Los alimentos destinados a los peces presentan diferentes granulometrías y densidades, adaptadas al tamaño de la boca, a la posición del pez en la columna de agua (superficie, media agua o fondo) y al modo en que captura el alimento. Por esta razón, es fundamental conocer la anatomía de la especie que se desea criar: solo así es posible comprender sus verdaderas necesidades alimenticias.
Además del tipo de dieta, también cuenta la calidad del alimento, es decir, su composición química. El segundo paso para garantizar una alimentación correcta es entender el metabolismo de la especie. A diferencia del ser humano, que obtiene energía principalmente de los carbohidratos, el pez obtiene la mayor parte de su energía de las proteínas.
Las proteínas útiles para la nutrición de los peces son unas veinte, pero doce de ellas se consideran esenciales. Entre estas, la lisina y la metionina son las proteinas esenciales más importantes. Para evaluar la adecuación de un alimento, conviene leer la etiqueta y verificar la presencia y la cantidad de estos aminoácidos esenciales. Sin embargo, no es correcto pensar que un alimento “rico en proteínas” sea automáticamente mejor: el pez utiliza solo la cantidad que necesita, y el exceso se elimina en forma de amoníaco, contribuyendo a la carga orgánica del acuario. Un alimento excesivamente proteico, por tanto, puede comprometer la calidad del agua y el bienestar general de los animales.
Junto a las proteínas, también desempeñan un papel fundamental los lípidos, en particular los ácidos grasos esenciales: ácido linoleico, ácido alfa-linolénico, ácido araquidónico, ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA). Estos deberían estar siempre indicados en la etiqueta del producto.
Otros elementos importantes, que requerirían un análisis más detallado, son las vitaminas, minerales, carbohidratos, carotenoides, probióticos y prebióticos. Es interesante observar que la mayoría de los conocimientos disponibles sobre la nutrición de los peces proviene de estudios realizados en el ámbito de la acuicultura de producción, donde el objetivo principal es el crecimiento rápido y el engorde. Los alimentos para peces ornamentales deberían inspirarse en estas investigaciones, pero ser adaptados y recalibrados para responder a necesidades diferentes, relacionadas con el bienestar, la longevidad y los comportamientos naturales de las especies mantenidas en acuario.
Una limitación del mercado actual es la escasez de formatos disponibles para los alimentos comerciales que los acuariófilos pueden comprar. La oferta reducida de granulometrías y tipos de alimento puede dificultar una nutrición personalizada, complicando la satisfacción de las necesidades específicas de cada especie. Una mayor diversificación de los productos contribuiría a una alimentación más correcta y a un mejor equilibrio del ecosistema acuático doméstico.
Por último, un consejo útil para los acuariófilos que se enfrentan a una aparente gran variedad de alimentos comerciales —pero que en realidad representa solo una pequeña parte de la diversidad alimentaria existente en la naturaleza— es no limitarse a una sola marca o tipo de alimento. Aunque los peces parezcan aceptar un determinado producto, eso no significa necesariamente que cubra de manera completa y equilibrada sus necesidades nutricionales. Por ello, se recomienda seleccionar y alternar una gama de productos diferentes, variando fórmulas, granulometrías y composiciones. De esta manera se reduce el riesgo de carencias o excesos nutricionales y se favorece una dieta más equilibrada, similar a la que los peces seguirían en su hábitat natural.
Con qué frecuencia debo alimentar a mis peces de acuario?
La mayoría de los peces ornamentales se alimentan una o dos veces al día. Es importante que los acuariófilos den solo la cantidad que puedan consumir en unos minutos para evitar exceso de alimento y contaminación del agua.
Es mejor usar siempre la misma marca de alimento para peces?
No necesariamente. Aunque los peces puedan aceptar un alimento específico y parezca que se adaptan bien, los acuariófilos deben alternar entre diferentes marcas y tipos de alimentos. Esto asegura una dieta más equilibrada, aporta variedad de nutrientes y reduce significativamente el riesgo de carencias nutricionales o excesos que puedan afectar la salud de los peces y la calidad del agua del acuario.
Cómo puedo elegir el alimento adecuado para mis peces?
Debes tener en cuenta la especie, su dieta natural (carnívoro, herbívoro, omnívoro), su tamaño y metabolismo. Los acuariófilos deberian revisar la etiqueta del alimento para verificar proteínas, aminoácidos esenciales y ácidos grasos, y selecciona productos variados que cubran sus necesidades nutricionales.
Fuente: Dr Andrea Vannini
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